miércoles, 26 de febrero de 2014


Kukulcan

Kukulcán

Kukulkán es un importante dios en la mitología maya, (maya: k'u uk'ulkan, «pluma y serpiente» )? también conocido como Gucumatz en la mitología quiché (quiché: Q'uk'umatz, «serpiente emplumada» )?. Es referido con este último nombre en el Popol Vuh como un dios creador del universo junto a Tepew.
Aparece como una de las divinidades creadoras bajo el nombre de Gucumatz en el Popol Vuh, libro considerado como la biblia de los mayas k'iche's, también aparece como deidad de los vientos con el nombre de Ehécatl en la estela 19 de Ceibal. Alcanzó especial trascendencia en la península de Yucatán, donde fue venerado por los mayas itzáes en Chichén Itzá, por los mayas cocomes en Mayapán y por los mayas tutl xiúes en Maní, en todas estas ciudades se construyeron templos en su honor.
De acuerdo a los testimonios descritos por Diego de Landa, los mayas decían que Kukulkán existió como una persona que llegó del poniente, antes, después, o al mismo tiempo de que los itz´es llegaran a Chichén Itzá. En su partida, se detuvo en Champotón, donde también se erigió un templo en su honor, junto al mar, para posteriormente seguir su camino hacia el altiplano de México.
En cuanto a sus diferencias con respecto a Quetzalcóatl, parece que muchas de ellas se debían a las diferencias climáticas entre ambas regiones. Para los Aztecas, Quetzalcóatl no sólo era el Señor del Sol, sino el propio Dios-Sol del país. Kukulcán además tiene los atributos de un Dios-Trueno. En el clima tropical de Yucatán y Guatemala, el Sol al mediodía parece dibujar las nubes de su alrededor con formas serpenteantes; de éstas emanan el trueno, la luz y la lluvia, por lo que Kukulkán parecería haber atra&iacute,do a los mayas más como un dios del cielo que como un dios de la propia atmósfera, a pesar que muchas veces las estelas del Yucatán representan a Kukulkán con el aire saliendo de su boca, como muchas representaciones mexicanas de Quetzalcóatl.
Kukulkán, del que hablan los arqueólogos, es la deidad que más frecuentemente aparece en los manuscritos del Códice de Dresde y otros. Tiene la nariz larga y truncada, como la de un tapir, y en él se encuentran todos y cada uno de los signos de un dios de los elementos. Camina sobre el agua, maneja antorchas ardientes y se sienta en el árbol cruciforme de los cuatro vientos que con tanta frecuencia aparece en los mitos americanos. Evidentemente es un dios del cultivo y héroe, puesto que se le ve plantando ma&iacute,z, llevando herramientas y continuando un viaje, hecho que establece su conexión solar.
Según las crónicas mayas, Kukulkán, al igual que Quetzalcóatl, es el conquistador que llegó a Yucatán por el mar desde el oeste, hacia finales del siglo XI, y se convirtió en caudillo y fundador de su civilización. De la fusi&oacute,n de los dos mitos, Kukulk&aacute,n aparece como el señor del viento y de la lluvia porque rige y gobierna la nave que le condujo a Yucatán y al pueblo que fundó.

martes, 9 de noviembre de 2010

itzamnaaj

Itzamnaaj

Diversas fuentes señalan que Itzamnaaj era el dios supremo del panteón maya, aunque conocido con otros nombres. Se creía que era creador de todo cuanto existe e imagen misma del cosmos, como lo expresa su nombre, alusivo a un mundo formado por grandes reptiles bicéfalos, uno en cada rumbo del universo.
Por sus cualidades de dios creador se le personificó como un anciano. Su residencia era celestial, y desde ahí dictaba los designios del cosmos, sentado sobre una banda astronómica, símbolo de planetas y otros cuerpos celestes que en las representaciones zoomorfas puede formar parte de su cuerpo.
Debido a su omnipresencia también se le representó de otras maneras y recibió varios nombres, según sus múltiples advocaciones. Como ave (Itzam Ye) simbolizaba el nivel celeste, y como cocodrilo (Itzam Kab Ayin), el plano terrestre; su imagen igualmente puede mostrar atributos de venado, serpiente, pez y jaguar, por lo que además se le asociaba con el agua, el rocío, el fuego, el hálito de vida y la muerte.
En la escritura jeroglífica, el nombre de Itzamnaaj está formado por un prefijo, en forma de escudo o espejo, y el rostro mismo de la deidad. Ambos, o sólo el prefijo, fueron utilizados en los textos para identificar sus imágenes o como parte del nombre de algunos gobernantes.

ek chuak

Ek’ Chuak




Esta deidad, cuyo nombre se traduce como Escorpión (Chuak) Negro (Ek’), era el patrono de los comerciantes, quienes le rendían culto en la noche, en medio de los caminos. Es el dios del centro del mundo, donde enciende el primer fuego, por lo que podemos relacionarlo con Xiuhtecutli (Señor del Centro) o Huehuetéotl (Dios Viejo del Fuego) de los pueblos del Centro de México.
Sus representaciones lo muestran con rasgos humanos de joven o anciano y el cuerpo pintado de negro, cola de escorpión, labios rojos y una nariz prominente. Esta última característica también se asocia con Yacatecuhtli (Señor de la Nariz), deidad del comercio en el panteón mexica.
Conocemos pocas imágenes de este dios en el Clásico, pero en los códices del Posclásico, especialmente en el Madrid, se registraron varias de sus acciones rituales. Puede cargar en la espalda el bulto de los comerciantes y apoyarse con una lanza o un bastón, enciende el fuego primigenio en el centro del cosmos, agita una sonaja esférica, porta el hacha con la que Chaak produce los rayos, se autosacrifica punzándose el pene y es atacado por otras deidades. Su nombre jeroglífico es el ojo mismo del dios y en las fechas de serie inicial este glifo aparece como patrono del segundo mes, llamado wo.


balam

BALAM


Balam significa jaguar en lengua maya. La palabra se aplica también en la mitología maya a unos genios o seres deletéreos protectores de los campos y las cosechas. Se les rendía culto antes de empezar la siembra y por tanto algunos los consideraron como deidad, aunque no aparecen en el panteón maya.
En la cultura maya, particularmente la yucateca, los Balames son, más en la actualidad, espíritus mayas encargados de proteger a los poblados, a las milpas y a los hombres. De acuerdo a la tradición popular, hay cuatro de ellos para cada sitio, cada uno de los cuales se ubica en uno de los puntos cardinales para llevar a cabo sus funciones de protección.
Suelen aparecer por las noches, aunque -algunas veces- llegan a manifestarse en el día. Se supone que si alguien tiene un encuentro con uno de ellos, enfermará de espanto; este padecimiento es consecuencia de sufrir un gran susto y se manifiesta con vómitos, diarrea, problemas de sueño, desgano, etc.

En cuanto a su aspecto, se les describe como ancianos de barba muy larga; su cara es horrible y difícilmente alguien podrá resistir una mirada suya. Usan sombreros de palma de ala ancha, llevan sandalias de piel y visten túnica flotante. Son muy aficionados al tabaco, de hecho, se dice que las estrellas fugaces, en realidad, son las colillas de los cigarros que arrojan los Balames. Existen discrepancias respecto a su altura, ya que se les describe muy altos o muy pequeños.
Su carácter es dual, es decir, hacen el bien, pero no dudan en castigar a los que han olvidado hacerles las ofrendas correspondientes.

dioses mayas

BACAB


Bacab (o en plural bacabob ) es el nombre genérico en el idioma maya conocido como maya yucateco (yucatec es una de sus variantes) empleado para referirse a las cuatro deidades prehispánicas de esta cultura más antiguas que habitaban en el interior de la Tierra y en sus depósitos de agua, cuya principal tarea consistía en sostener el firmamento. El culto a los bacabes predominó sobre la veneración a las lascivas, ebrias y tormentosas deidades de las ciudades cercanas al Golfo de México.
Se han formulado varias hipótesis sobre el origen, raíz y significado del término, pero aún no se ha llegado a ninguna conclusión del todo concreta. Según algunos especialistas, Bacab puede significar rociador de agua, o alrededor de la colmena, o rodeando el mundo. La definición del pueblo maya empleada para este término fue Cargadores del año. De acuerdo con otros autores reconocidos, Bacab parece significar representante.

Los bacabob “eran cuatro hermanos a los cuales un dios ubicó, cuando creó el mundo, en los cuatro puntos cardinales de éste, para sostener el cielo por temor a que caiga. Ellos escaparon cuando el mundo fue destruido por el diluvio.” Sus nombres eran Hobnil, Cantzicnal, Saccini y Hosanek. Cada uno dictaminó un punto cardinal y fue asociado a un día de los cuatro días anteriores al final del año. Los cuatro hermanos fueron inmediatamente relacionados con los cuatro Chaacks o divinidades de la lluvia y con los cuatro Pauahtuns o divinidades de los vientos, que igualmente estaban frecuentemente unidas a los puntos cardinales. Además, cada Bacab poseía un amuleto de identidad, un caparazón de tortuga, una tela de araña y dos diferentes clases de conchas, además de un color que lo identificaba: al bacab rojo le correspondía la dirección Este, al bacab blanco, el Norte, al bacab negro, el Oeste, y al amarillo, el Sur. Algunos autores agregan un quinto bacab verde, en el centro.
Según los expertos en el tema, los bacabob eran los hijos del dios creador Itzamna y de la diosa Ixchebelyax, quien una vez fue humillada, matada y revivida y además era la diosa de la salud. Ellos poseen un rol muy importante en la sacudida cosmológica asociada con Katun 11 Ahau, cuando Oxlahuntiku, el Trigésimo Dios fue humillado por Bolontiku, el Noveno Dios. Además, según el Chilam Balam, “Luego el cielo caerá, caerá sobre la Tierra, donde los cuatro dioses, los Bacabob están situados, los que evitaban la destrucción de nuestro mundo”.
Desde que se los denominó, los patronos de los últimos cuatro días del año, los bacabes cobraron importancia en las ceremonias de veneración. Ellos fueron consultados con preguntas sobre cosechas, el clima o la salud de las abejas, de las cuales eran los principales protectores, e incluso, los fundadores de la apicultura. Además, se los invocaba en rituales de sanación, por esa razón la colecció,n de textos sobre la sanación mayas más famosa, el “Ritual de los Bacabob” fue nombrada así en honor suyo.